
Una fecha, el 7 de mayo de 2016, la primera elección y a partir de ahí toda la ilusión del mundo: Boda de Carmen y Juan Ángel.
Nervios a flor de piel en los preparativos, para nosotros esta no era una boda más, esta sería la fiesta de Juan Ángel y Carmen, nuestra directora comercial.
Ella, acostumbrada a ver cientos de celebraciones y novios felices, disfrutó con la misma ilusión de cualquier novia que celebra este gran día con su gente y con el entusiasmo que la caracteriza, hizo de la atención a todos su prioridad.
Un día, 24 horas… tan rápido pasó!
La iglesia, decorada con guirnaldas blancas y una emotiva ceremonia, en la que participaron familiares y amigos, un romántico paseo sorpresa por el campo y ¡fuera nervios!
Llegada al cocktail, con música jazz en directo y las delicias que ofrecían los camareros o podían encontrarse en los corners temáticos: vinos, marisco, cortador de jamón… entre bocado y bocado un vistazo al seating plan de inspiración floral, en el que buscar la mesa que nos correspondía.
A la hora de la cena y sobre cada plato, un dulce mensaje de agradecimiento en forma de galleta. A continuación, el auténtico placer de un delicioso menú perfectamente maridado por nuestro sumiller.
Y, para Juan Ángel y Carmen, un vídeo sorpresa en el que, con más cariño que técnica, mostramos nuestras cualidades artísticas y, sobre todo, ¡lo mucho que nos importan! (os mostramos un trocito)
Y más regalos, sorpresas y muchas felicitaciones dejados en la mesa de firmas y el árbol de los deseos.
Un baile sorpresa de los novios que nos dejó boquiabiertos y risas, fiesta, copas… para seguir la noche con energía un tentador candy bar y un carrito crepperie haciendo las delicias de todos.
Más risas, más bailes… y ya sabéis qué se dice: ¡lo que ocurre en la fiesta se queda en la fiesta!

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